Cada vez es más difícil contratar y retener gente joven y talentosa, con un perfil con buenas competencias,  por un lado reclutar y seleccionar el mejor talento; y de otra parte, sigue el reto de cómo podemos lograr que quiera quedarse y tener continuidad en la empresa.

El trabajo y tiempo que uno da a cambio por un pago, ha pasado.

El ser humano hoy en día no sólo necesita un salario monetario sino también un salario emocional, eso implica que en el lugar donde estamos trabajando, podamos desarrollarnos como personas y que aquello que hacemos tiene un impacto positivo en el entorno.

Empresa y propósito tienen mucho que ver en este momento, es atractivo ir detrás de un propósito, que lo que se hace tiene sentido, tanto para uno mismo como para los demás; por tanto, para que las personas quieran tener continuidad debe tenerse también en cuenta el propósito.

Un riesgo que se tiene con las personas jóvenes, en esta era digital, es pensar que el éxito puede conseguirse de manera instantánea. De manera rápida puedes conseguir logros pequeños. Sin embargo, los verdaderos éxitos se logran con la regla de las 10, 000 horas de dedicación que comentaba Gladwell, o los 5-12 años que comenta Gallup para lograr la destreza requerida. Además de pasar por un camino de fracasos y exigencias.

Y sólo teniendo un propósito firme, vas a estar dispuesto a soportar, aprender y superar ese periodo. Cada vez sabemos menos esperar.

El pensamiento a largo término es la garantía del éxito que merece la pena en la vida, no de los éxitos fugaces. Hay que educar a los colaboradores en trabajar con persistencia y sin temor a fracasar.

El fracaso es una parte inevitable en el camino al éxito, es una oportunidad para aprender y crecer. El fracaso no define tu valía como persona, es una experiencia más, no es tu identidad.

Si consideras que un fracaso te vuelve una persona fracasada, dará temor y arriesgará menos.

El fracaso es un maestro poderoso que nos dice qué mejorar o intentar con otra alternativa.

Un fracaso momentáneo no significa un final definitivo

Evidentemente superar un fracaso nos pedirá lo mejor de nosotros, resiliencia, mentalidad superadora, una actitud de levantarse y seguir adelante, como comentaba Edison luego de muchos intentos, ahora sé una manera más de cómo no hacer una bombilla.

El fracaso no es un callejón sin salida, a veces es una señal para cambiar de dirección. Aprender a lidiar con él, es tan importante como aprender a celebrar el éxito.

El mayor fracaso es renunciar a perseguir tus sueños a vivir la vida que quieres vivir, y el éxito está al final de la persistencia.

El fracaso que no es peligroso es cuando se convierte en el camino hacia el éxito.

No hay que confundir tener un fracaso que ser un fracasado.

Tener un fracaso bien asimilado, marca el camino del éxito.

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