El sufrimiento surge de tratar de controlar lo incontrolable.
Preocúpate y ocúpate solo en lo que está bajo tu control.
Acepta lo que no puedes controlar, piensa en todas las veces que te has sentido frustrado o molesto por algo que estaba completamente fuera de tu alcance, el tráfico, el clima, lo que alguien más dijo o hizo. Lo cierto es que gastamos una cantidad increíble de energía mental en cosas que no podemos cambiar y eso nos desgasta. Y sabes qué es lo peor al final, no logramos nada con esa frustración imagina por un momento lo liberador que sería dejar de preocuparte por esas cosas que simplemente no puedes controlar.
La clave para la paz mental radica en hacer una distinción clara entre lo que está bajo nuestro control y lo que no podemos controlar. Básicamente todo lo que nos sucede se divide en dos categorías, lo que podemos influir, como nuestras decisiones y acciones, y lo que está completamente fuera de nuestro control, como el comportamiento de los demás o las circunstancias externas. Lo importante aquí es que cuando comprendes esta distinción dejas de gastar energía en cosas inútiles y te aseguro que cuando te enfocas solo en lo que puedes controlar el 95 por de tus problemas se reducen automáticamente.
Ahora sé que esto no es fácil, vivimos en un mundo donde todo parece exigir una reacción inmediata de nuestra parte y muchas veces sentimos que debemos tener el control de todo lo que nos rodea, pero aquí está el secreto, no controlar ciertas cosas no es debilidad es sabiduría, aceptar que no puedes cambiar lo que alguien más piensa de ti; por ejemplo, te libera del peso de intentar agradar a todo el mundo, aceptar que no puedes controlar el resultado de un proyecto te permite concentrarte en hacer lo mejor posible sin estar obsesionado con la perfección o el miedo al fracaso.
Es como si dejaras de luchar contra una corriente fuerte, y en lugar de eso aprendieras a fluir con ella dirigiendo tu energía hacia donde realmente puede marcar la diferencia. Así que la próxima vez que te encuentres ansioso o molesto por algo que no puedes controlar, deja de luchar contra lo inevitable, enfoca tu energía en lo que sí puedes hacer, en cómo respondes ante las circunstancias, no puedes controlar el viento, pero sí cómo ajustas tus velas.