Recuerda que todo es temporal, cuando pensamos en la naturaleza efímera de las cosas comenzamos a darnos cuenta de que tanto los momentos difíciles como los placenteros son transitorios.
¿Te has sentido alguna vez atrapado en un mal día pensando que nunca acabaría? Lo cierto es que, con el tiempo, esos días pasan y lo mismo ocurre con los momentos de alegría, es como si estuviéramos montados en una montaña rusa emocional, donde cada subida y bajada nos enseña algo valioso sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea.
Así que, qué tal si comenzamos a abrazar la idea de que en realidad todo tiene un tiempo limitado. Al recordar que todo es temporal, podemos abordar la vida con una perspectiva más equilibrada, si te enfrentas a un desafío como la pérdida de un trabajo o una ruptura, entender que estos momentos son parte de un ciclo natural puede ser un gran alivio te permite tomar un paso atrás y ver la situación como una oportunidad para crecer y reinventarte.
Del mismo modo cuando experimentas alegría como el nacimiento de un hijo o un éxito personal puedes disfrutarlo plenamente sin aferrarte a la idea de que ese momento debe durar para siempre porque al final las experiencias son como olas en el océano vienen y van, y nuestro trabajo es aprender a surfear las olas.
La clave está en aprender a vivir plenamente en el ahora sabiendo que cada experiencia tiene su lugar en nuestra historia, además esta mentalidad nos ayuda a desarrollar la resiliencia cuando reconoces que las dificultades son temporales puedes enfrentarlas con más valentía, en lugar de sentirte abrumado por una crisis puedes recordarte a ti mismo que así como las nubes oscuras eventualmente se disipan también lo harán tus problemas, esto no solo te empodera sino que también te da la libertad de vivir sin miedo al futuro y cuando sientes que la felicidad es pasajera puedes disfrutar de cada momento sin la presión de querer que dure para siempre.
Así que la próxima vez que enfrentes un desafío o te sientas en la cima de la felicidad recuerda que todo es temporal. Esa es la belleza de la vida cada instante cuenta, así que hagamos que cada uno de esos instantes valgan la pena.